De acuerdo con los nuevos hábitos de consumo, el centro de poder se desplaza a los clientes, lo que nos obliga a reorientar la actividad profesional mediante políticas de customer céntrico, y con ello mejorar nuestra relación con el cliente, incorporando una visión proactiva y no reactiva en la gestión de los asuntos, fomentando la innovación, la apuesta por la empatía con las necesidades del cliente y una comunicación acorde a sus necesidades.
La visión de customer centrico obliga igualmente a una evolución de los conocimientos y habilidades del abogado, motivadas por un cambio de rol en la función del abogado, que pasa de ser un facilitador de consejos legales, a participar en la dirección estratégica de los proyectos, con la agilidad que exige la actividad empresarial, para compartir con el cliente y otros profesionales externos involucrados una visión integral del proyecto, aspecto que sin duda aumenta la aportación de valor.