La tradicional estabilidad profesional de los abogados es alterada por la propia dinámica del cambio de paradigma, con el consiguiente reto para los despachos y empresas de retener el talento que disponen, lo que obligará a flexibilizar la relación profesional, con una fuerte apuesta por el trabajo por proyectos que permita al profesional elegir su dedicación y moldear así su carrera profesional, a la vez que le permite potenciar su marca personal como principal activo, de acuerdo con una orientación al cliente. La marca del despacho se emparejará con la marca del profesional en atención a la importancia de la configuración de equipos.
La necesidad de aportar flexibilidad a la actividad profesional para afrontar el reto del cambio permanente ha alterado igualmente la relación de los despachos y empresas con sus profesionales, sin que esto tenga que comportar una precarización de los profesionales, al contrario, estamos ante la oportunidad de su empoderamiento en la aportación de valor al cliente.
La conformación de proyectos se coordinará con la estructura organizativa, para convertirse en el centro de relación entre los despachos y empresas con sus profesionales, y para ello los profesionales tendrán que gestionar sus habilidades y marca personal en la medida que trabajarán para varios despachos o empresas, de forma simultánea o sucesiva.