- Equipo: multidisciplinar para dar las mejores respuestas a los muchos retos que afrontar, con la flexibilidad necesaria para pivotar según la evolución del proyecto y entender la respuesta del mercado.
- Momentum: La propuesta de valor no debe llegar ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, «nada es más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado«.
- Financiación: planificar una estrategia de capital es crucial para la viabilidad del proyecto, y así disponer en cada momento de los recursos que garanticen un crecimiento orgánico estructurado.
- Iteración de ideas: una idea no es un producto y para ello requiere prueba y cambio constante, en un proceso de mejora permanente, con el objetivo de dar efectiva solución a las necesidades en el mercado.
- Fracasar rápido para volver a empezar: asumir el fracaso como proceso natural en la construcción de la solución. ¡En los errores estarán los mejores avances!
Déjeme añadir:
- La tecnología al servicio de la idea y no la tecnología como idea.
- Escalabilidad para poder crecer.
- El cliente siempre en el centro.
Y un principio orientador: piensa a lo grande, empieza pequeño y crece rápido.