La diferencia está en el arte. Ambos comparten ciencia, pero el CRM carece del arte que se encuentra en la negociación y en la redacción exacta y precisa de los términos del contrato.
El aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural, así como la estandarización de los términos y condiciones de los contratos, ayudarán sin duda a su eficiencia vía automatización, pero el arte seguirá siendo el complemento imprescindible en los contratos de la mano de los abogados que el CLM gestiona.