Para los abogados el tiempo constituye un coste de oportunidad, porque difícilmente podemos hacer dos cosas a la vez, y en consecuencia de todas las tareas a realizar debemos determinar las que priorizaremos, e incluso las que rechazaremos.
Diferenciar lo urgente de lo importante es crítico.
La gestión del tiempo implica asegurar el cumplimiento de los objetivos, y para hacerlo con éxito debemos recurrir a su planificación en 5 fases:
- Confeccionar una lista de tareas.
- Clasificarlas por tipos.
- Establecer la duración objetiva de éstas.
- Reclasificar en función de la prioridad.
- Reajustar en función de las desviaciones en su ejecución.
La metodología en la gestión del tiempo requiere yuxtaponer varios horizontes temporales y eludir aquellas tareas que finamente son ladrones de tiempo y nos apartan del objetivo, así como las frecuentes interrupciones que rompen el ritmo de nuestra productividad.
¡No es lo mismo estar ocupado que ser productivo!