La implementación de nuevas metodologías de trabajo dirigidas a la eficiencia requerirá nuevas habilidades por parte de los profesionales, donde los conocimientos legales tendrán que complementarse a la par con conocimientos transversales, fundamentalmente orientados al negocio de nuestros clientes a fin de aportar valor y participar en los procesos de toma de decisiones, con una actuación claramente proactiva en lugar de reactiva, así como desarrollar habilidades en la gestión de proyectos y capacidades tecnológicas.
Las denominadas soft skills tendrán una importancia decisiva en el perfil de los abogados, más cercano al emprendedor y al mundo startup.
La función de los abogados ha evolucionado desde un experto legal, a desarrollar una dirección estratégica legal enajenada con la estrategia de negocio del cliente.